Conexión
La verdad es que no se si esto ha sido exactamente un tiempo sabático o no, pero quiero decírtelo, aunque ya lo sabes, he estado un tiempo desaparecida del mapa, es cierto que he hecho algún taller y he escrito alguna cosa o he seguido publicando en las redes sociales, pero ha sido todo bajo mínimos, "a medio gas" y es que este año ha sido bastante movido para mí sobre todo emocionalmente y he sentido la necesidad de recogerme como una larva en un proceso de paz interior y metamorfosis.
Tal vez sepas de lo que te hablo, todos habremos pasado por momentos así alguna vez, esos momentos en los que te quieres evadir del mundo, que lo único que quieres es estar contigo mismo y a la vez estás sin estar en tí. Claro que lo sabes… y la verdad es que estoy empezando a comprender y a aceptar que esos momentos son imprescindibles, para comprendernos, para perdonarnos, para amarnos… y no nos los permitimos, no nos han enseñado a que eso es parte del proceso de la vida y pensamos que somos como una maquina dentro de una cadena de producción que tiene que estar siempre al mismo ritmo y rendimiento porque si no, no sirve para nada.
¡Que lamentable obligarnos a estar tan desconectados de nosotros mismos! Alejarnos del vaivén de nuestros ciclos psico-biológicos haciéndonos pensar que es algo patológico e inaceptable, cuando muchas veces se trata del propio mecanismo de autodefensa de nuestro cuerpo para alertarnos y ayudarnos a lidiar con la batalla.
Cuándo empiezas a aceptar que lo mejor es dejarte llevar, cuándo dejas de culparte y de luchar contigo mismo y con el mundo, empieza la transformación, el reconocimiento interior y dejas la puerta abierta para que la comprensión comience a entrar y deseas que lo invada todo, pero a la vez tienes que seguir doblegándote para que la impaciencia no lo vuelva a corromper todo, es un proceso constante en el que debes comprender que soltar no significa vulnerabilidad. Si no lo contrarío porque estás un poquito más cerca de conocerte a tí mismo.
Y en eso estoy, en pleno proceso de transformación en todos los sentidos. Unos días contenta, otros ahogada porque quiero que las cosas vayan más rápido, otros decepcionada porque me gustaría que todo se clarificase, se definiese y se concretase, otros comprensiva y permitiéndome más descanso y más tiempo… y entre medias intentando perdonarme, sanarme y entenderme.
Cuándo escribo esto, pienso que puede sonar perturbador pero creo que todo el mundo alguna vez a pasado por momentos así, más o menos largos… ¿Y porqué hacerlo un tabú? Igual que la naturaleza tiene ciclos estacionales ¿No quedemos tenerlos los seres humanos? Épocas de recogimiento, de reflexión, de expansión y de exteriorización.
Si nos los permitimos… ¿Funcionará nuestra vida mejor?
Verónica Garzón